lunes, 18 de mayo de 2009

El asesino silencioso

Esto le puede pasar a cualquiera:
"Miércoles por la mañana, el día esta despejado y muy soleado, prometiendo hacer que María sude un poco al realizar sus diarios quehaceres domésticos, pero hoy hay algo diferente a lo usual, hoy María se levantó con un extraño zumbido y una sensación de inicio de dolor de cabeza que no termina de definirse.

Como va pasando el día, el zumbido persiste y le ha comenzado a doler un oído, por lo que decide descansar un poco y tomarse un analgésico, con el fin de mitigar el dolor de cabeza que aún le persistía.

Llegada la noche, al acostarse, María se sorprende al comenzar a escuchar su latido del corazón al encontrarse recostada. A media noche se despertó con un dolor y ardor intenso de un lado del rostro, por lo que llamó al médico, el cual la revisó y tomando una bocanada de aire le comenzó a explicar que, por presionarse mucho y hacer muchos corajes, se encontraba ahora con hipertensión, y que al tener antecedentes familiares de ésta, el doctor le dice que deberá desde ese momento de estar en tratamiento de por vida para controlarse la presión alta.

También le comentó que por la hipertensión le estaba dando una parálisis facial, por lo que debería de tomar las cosas de ahora en adelante más tranquilamente, ya que de no hacerlo podría resultar con la mitad del rostro -o cuerpo en el peor de los casos- paralizado, y que la recuperación sería tardada e incluso algo dolorosa.

En la vida diaria, tal y como la llevamos actualmente, la posibilidad de adquirir hipertensión es relativamente alta, ya que no nos damos los respiros y tranquilidad que necesitamos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola éste Artículo me pareció muy interesante, gracias por resumirnos en unas cuantas palabras la importancia de ésta enfermedad.

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