miércoles, 28 de mayo de 2008

La fantasía y Ursula K. Le Guin

Al leer la introducción de el libro "Cuentos de Terramar", encontré lo que piensa Ursula K. Le Guin de la fantasía con motivo de relatar lo que para ella fue al retornar al mundo de Terramar y volver a escribir de él:

"Adoramos las viejas historias por su permanencia. Arturo sueña eternamente en Avalon. Bilbo puede «ir hasta allí y volver una y otra vez», y «allí» es siempre la querida y familiar Comarca. Don Quijote se empeña siempre en matar a un molino de viento... Así es que la gente acude a los reinos de fantasía en busca de estabilidad, de antiguas verdades, de simplicidades inmutables.

Y las fábricas del capitalismo se las proporciona. La oferta satisface la demanda. La fantasía se convierte en un producto, en una industria

La fantasía hecha producto no acarrea riesgo alguno: no inventa nada, sino que imita y trivializa. Comienza por privar a las viejas historias de su complejidad intelectual y ética, convirtiendo su acción en violencia, a sus actores en muñecos, y a la verdad que revelan en un cliché sentimental. Los héroes blanden sus espadas, sus láseres, sus varitas mágicas, tan mecánicamente como cosechadoras, recogiendo las ganancias. Las elecciones morales profundamente perturbadoras son descafeinadas, transformadas en «encantadoras» y seguras. Las ideas apasionadamente concebidas por los grandes contadores de historias son copiadas, estereotipadas, reducidas a juguetes, moldeadas en plásticos de colores llamativos, anunciadas, vendidas, rotas, tiradas a la basura, reemplazables, intercambiables.

Con lo que los productores de fantasía cuentan, y lo que explotan, es la insuperable imaginación del lector, niño o adulto, que da vida incluso a esas cosas muertas —cierto tipo de vida, y sólo durante un rato.

La imaginación, como todas las cosas con vida, vive ahora., y vive con, desde y en, un verdadero cambio. Como todo lo que hacemos y tenemos, puede ser cooptada y degradada; pero sobrevive a la explotación comercial y didáctica. La tierra sobrevive a los imperios. Los conquistadores pueden dejar un lugar desierto donde había bosques y praderas, pero la lluvia seguirá cayendo, los ríos seguirán fluyendo hasta el mar. Los reinos inestables, mutables y falsos del «había una vez» forman parte de la historia y del pensamiento del ser humano tanto como las naciones que aparecen en nuestros atlas, y algunos son más perdurables.

Hemos habitado ambos, los reinos reales y los imaginarios, durante mucho tiempo. Pero en ningún lugar hemos vivido como nuestros padres o nuestros antepasados lo hicieron. El encantamiento cambia con el paso del tiempo y con la edad.

Ahora conocemos una docena de Arturos diferentes, todos ellos verdaderos. La Comarca cambió irremediablemente, incluso en la época de Bilbo. Don Quijote se fue a caballo hasta la Argentina y se encontró allí con Jorge Luis Borges. Plus c'est la même chose, plus ça change.

Ha sido un placer para mí regresar a Terramar y encontrarla todavía allí, totalmente familiar, y sin embargo cambiada y aún cambiando. Lo que pensé que iba a suceder no es lo que está sucediendo, la gente no es quien —o lo que— pensé que era, y me perdí en islas que creía conocerme de memoria."

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