Ya había olvidado lo que era pasar una noche en un hospital, cuidando a alguien, la última vez fue hace un poco más de ocho años, cuando nació por cesárea mi segundo hijo.
Algo a lo que uno no puede acostumbrarse es a la sensación de importancia al no poder librar a nuestro ser querido de los dolores, ver como los sufre y no poder paliarlos, ya que en ocasiones, los sedantes recetados no son suficientes, y no es posible administrar otros sin poner en peligro su salud.
Cuando uno se encuentra en esta situación, sesearía fuera posible poder ayudarlo a cargar una parte por lo menos de sus dolores, poder librarlo de ese pesar que lo agobia y que llega a hacerles desear hasta la muerte, con tal de dejar de sufrir.
Sinceramente deseo, que no tengan nunca que pasar por momentos así –tanto como ser el enfermo, como el de ser el responsable de éste- ya que es muy estresante.
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