Cuando uno desea superarse o realizar alguna actividad que nos es muy importante, no solo con contar con buenas intenciones esta garantizado nuestro éxito, sino que debemos de poner en juego otros aspectos como son la perseverancia, el empeño y la fuerza de voluntad.
Mucha gente piensa que con tener buenas intenciones va a lograr el cometido que se propongan, que con solo formularse las buenas intenciones se va a lograr el cambio esperado y todo se va a tornar "miel sobre hojuelas", que todo va a resultar a nuestro favor, sin contar que solo ese es el primer paso a dar, y que como la conquista de una montaña, se logra dando un paso después del otro, venciendo la pendiente que se nos presenta, paso a paso -ya que sin esto nos encontraríamos siempre en las faldas de la montaña solo viendo hacia a cima, no iniciando nunca el ascenso-.
Últimamente se ha puesto de moda la publicación de un sinfín de libros "motivacionales" -no digo que este mal- los cuales le prometen a uno mostrarle el camino correcto, para sacarlo del "hoyo" en que se encuentra, pero aunque estos libros nos digan "la receta para el éxito", si uno no es constante y pone toda su voluntad en seguir "el camino", uno no logrará el objetivo deseado.
Nos hemos hecho últimamente muy comodinos, y esperamos a que otro sea el que nos saque del atolladero, y vemos con envida a quien, por sus méritos logra hacer lo que a nosotros nos parece algo imposible.
Para que el país -y por consiguiente nosotros- pueda avanzar, debemos inculcar en nuestra niñez el fuego de la perseverancia, que no hay trabajo fácil, y que todo logro sabe mejor si uno luchó por conseguirlo, y sobre todo, que debe uno levantarse después de cada tropiezo, así es que !!levantate y a trabajar, no te quedes solo mirando a la cima!!.
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