La sabiduría popular, volcada en sus dichos no deja de sorprenderme por la gran exactitud en el fondo de cada una de sus frases, y como es que se amoldan a cada faceta de nuestras vidas, un ejemplo es el título de este post.
Éste tipo de frases puede describir muy bien el proceso que lleva a uno a volverse en un “mentiroso compulsivo” –galantemente llamado “mitómano”-, una de las malas costumbres o hábitos que puede ir tomando uno si no toma conciencia de ello, y que llega a tal grado que uno mismo se crea sus propias “mentiras blancas”.
Otra de las actividades nocivas que uno puede adquirir y que genera a largo plazo un mal mayor para uno son las drogas –las cuales dañarán tanto física como conductualmente al hacer que no cumplamos las reglas-, ya que al estar enajenados, se nos hará muy fácil el no seguir las reglas que a nuestro parecer, nuestros padres nos imponen, generando a la larga una ruptura dentro del núcleo familiar, y por consiguiente, dentro de la sociedad.
Debemos de proponernos el vigilar nuestro comportamiento ante nuestros hijos, ya que la mayoría de las actitudes las adquieren de nosotros –mentir para salir de paso ante un cobrador, un vecino molesto, el policía de tránsito, etc.- y somos nosotros los que deberemos pagar después la factura de nuestras presentes obras –cosecharemos lo que hemos sembrado-.
Debemos de cambiar si no queremos que cuando nos llegue la cuenta de nuestras obras !!nos salga demasiado caro el descaro!!.
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