Este Marcelo Ebrard ya ni la amuela, ni con todo esto de la influenza puede dejar a un lado su actitud partidista y pensar en los demás, ya que el dialogar con la gente del gobierno federal le produce agruras, y prefiere tomar sus acciones muy aparte del personal del gobierno de actual -incluso hasta sus ruedas de prensa son por separado y en horario casi en conflicto con las otras-.
Esperemos que en algún momento en el futuro cercano, Marcelo deje de escuchar a con carnal el peje y su rencor contra su llamado "espurio", y trabaje por el bien de México y no por el del PRD y su propia imagen.
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